Cansancio

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El cansancio es un par de manos demacradas sin músculo, puros huesos recubiertos de piel y un tono blanquecino mortecino arrastrándose, siguiendo el contorno de mi columna vertebral. Lo siento arrastrarse, el muy maldito cree engañarme.

Yo sé perfectamente: no te espanté con mi siesta escueta, con la madrugada maldormida por el frío. No creás, yo te sentí al despertar, al mover mi mano al despertador, al recibir los primeros fotones del día en mis ojos.

Mis ojos.

Mi cansancio es un par de manos recorriendo nervios para agarrar mis ojos desde dentro la cabeza, jalar hacia el interior de mi cráneo, llegar a vaciarlos.

No parpadeo. Mis ojos están paralizados, fijos con la mirada perdida en el periférico extendiéndose al alcanze del motor. La placa del auto de enfrente se va haciendo clara. Difusa, difusa, difusa... definida, definida, definida... amarilla, amarilla, amarilla... tres cero nueve be te ye, tres cero... clara clara clara ¡FRENA!

Jesús.

Un pescado con Jesús adentro. Mamá, ¿por qué el pescado se comió a Jesús? Porque dejó al cansancio sacarle los ojos. ¡No dejes que te saquen los ojos, hijo mío! Ya no podrás ver los pescados hambrientos al acecho. [Técni-lingüisti-formal-mente son peces, pero mamá entiende] Esboza una sonrisa mejor, recomponete, piensa en la chica del supermercado.

Piensa. Piensa en la compañía, esa nunca dada por mí. Aléjate de los rincones solitarios: ahí se esconde el cansancio para sacarte los ojos.

Inútil.

Soy un peso muerto inútil con su pie de peso muerto inútil aplastando inútilmente el pedal. Este pedal es el único aquí haciendo algo útil. (No es el freno ni el embrague).

Dejo caer de mi cara la sonrisa no correspondida. El cansancio rápidamente recupera el terreno perdido y redobla la ofensiva. Ya no contento con mis ojos precisa perfilar mi rostro. Siento su ácido conocer mis facciones mediante la exploración de mi geografía natural, llena de valles mejillas, montañas y narices, canales reservados exclusivamente para mis lágrimas de las cuales el ácido ahora se adueña.

El cansancio gana. Me siento vacío. Estoy vacío. Padre a tus manos encomiendo mi espíritu. Déjame disfrutar del sonido del viento.

¡FRENA IMBÉCIL!: Jesús es tu amigo. --Calcomanía en el pickup de enfrente.

Miércoles de ceniza. Dos o tres galones de gasolina súper para lograr volverme ceniza. Dame ciento cincuenta para la siete chavo. Voy para lejos. No sé si me esperan.

Llego. Los espacios están llenos. La sobrepoblación, muchachos, la sobrepoblación. Pero ese no es el problema. Las calles vacías; las calles con tráfico incesante han mermado mi tanque de gasolina, ya no me queda más para proceder. Pero ese no es el problema.

El problema verdadero aquí en cuestión es no saber parquear en paralelo.

AV

Some say he’s half man half fish, others say he’s more of a seventy/thirty split. Either way he’s a fishy bastard.

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