A falta de alucinógenos

10:44 AM 0 Comments

Cierro mis ojos... Surge una luz. Es verde. Primero es un punto. El punto se expande. Explota. Destello fugaz de una vida. Continúo: aparece otra, es azul. Verde, azul, roja, amarilla, verde, morada, gris... ¿Cómo consigues definir el azar verdadero? Henos aquí. Intentando predecir dónde sucederá la próxima explosión. Sos incapaz de abandonar la maquinaria racionalista cuando piensas: "Es una longitud de onda específica", pero a mí qué con eso si yo percibo en un ojo colores distintos a los percibidos con mi otro ojo. No consigo definirlo. Para mi el azar es estar con los ojos cerrados percibiendo una luz, una luz atravesando mis párpados, una luz que me envuelve y sería capaz de llenar una eternidad cuando se le acabe a la realidad las ideas para mi consciencia.

Pero no, es una luz estroboscópica fabricada con plásticos nada más. Lo místico traído por el progreso. Nuevamente mis sentidos jugando una partida de "olvido", apuntes para escapismo. Pero llevan una desventaja y ellos lo saben. Esta consciencia continua de la eventual fatalidad; la incertidumbre general gobernante en las elecciones tendientes a asegurar nuestra superveniencia demandan el auto-análisis. Sabemos que la partida ha de terminarse por tanto buscamos acabar en un estado óptimo. ¿Qué es óptimo si luego no existo?

Yo existo. Bueno. ¿Continuaré existiendo? Cada vez me hago mejor para operar el juego de los mortales. Mortales. Me he dado cuenta que el éxito recae en un desprendimiento de la línea de ganancias óptimas, dejar de ver las luces, ir a bailar un poco.

Amigo, en caso de emergencias, en caso que me llegue a pegar el trago, ¿estás dispuesto a discutir el sentido de la vida conmigo?

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Insostenible

11:04 PM 0 Comments

Te cuento un secreto: Este mundo es insostenible.
Te cuento una anécdota: Cuando era pequeño nos enseñaron a cortar piezas de madera para luego seguir un patrón predefinido para luego lograr armar cachivaches inútiles. Preferíamos jugar con las piezas sobrantes. Creo que un niño se coló en la fábrica de los diseños, porque las piezas siempre salían con formas de Alas de avión, de pistolas láser, del antifaz del zorro.

Un día me sobraron unas varitas delgadas y cortas, que yo quise ensamblar para formar una varita larga. Comencé a unirlas con clavos, las varitas cortas formaron una varita mediana. Faltaba la transición de varita mediana a varita larga, un cuyo punto mi báculo sagrado se partió en dos vencido sobre su propia acción de palanca cuando la sostuve horizontalmente por un extremo.
Te cuento una conclusión: Los montículos de arena se desmoronan sobre su propio peso.
Te cuento una tristeza: Veo el conocimiento pudrirse en las cabezas de los profesionales graduados. Percibo la estupidez e ignorancia en esos ojos que se dejaron vencer por el peso del tiempo. Prefirieron abandonar la pesada carga que significa la posibilidad constante de estar mal, de ser imperfectos. Más todavía, el agobio del deber ineludible de seguir aprendiendo. Con rabia percibo ignorancia resignada al día a día, al cheque mensual seguro, la sed verde apoderándose de la sed por las letras.

Fue insostenible seguir pensando si la regla de tres es compuesta o simple, si existe el conjunto de todos los conjuntos que no se contienen, si hay que cuestionar sus creencias propias y el razonamiento para pegar una advertencia en el frasco de las píldoras, "atención, lo que está escrito en el pizarrón podría estar mal".
Te cuento una profecía: Moriremos de hambre. Cogemos demasiado.
Te cuento de dónde saqué todo esto: De una película de la clase de ecología.
Te cuento una observación: Ella tiene una personalidad dominante y mandona. Me imagino que le bastará en la vida sin más ni menos. Se fue, dejando tras de sí a la oveja. Los cachetes caídos que complementan perfectamente la mirada perdida de sumisa la hace la opción idónea para la tarea. Falta la otra, la que no puede articular adecuadamente un discurso coherente, la que ya no piensa sobre lo insostenible del modelo pedagógico aplicado.

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Cansancio

4:46 PM 0 Comments


El cansancio es un par de manos demacradas sin músculo, puros huesos recubiertos de piel y un tono blanquecino mortecino arrastrándose, siguiendo el contorno de mi columna vertebral. Lo siento arrastrarse, el muy maldito cree engañarme.

Yo sé perfectamente: no te espanté con mi siesta escueta, con la madrugada maldormida por el frío. No creás, yo te sentí al despertar, al mover mi mano al despertador, al recibir los primeros fotones del día en mis ojos.

Mis ojos.

Mi cansancio es un par de manos recorriendo nervios para agarrar mis ojos desde dentro la cabeza, jalar hacia el interior de mi cráneo, llegar a vaciarlos.

No parpadeo. Mis ojos están paralizados, fijos con la mirada perdida en el periférico extendiéndose al alcanze del motor. La placa del auto de enfrente se va haciendo clara. Difusa, difusa, difusa... definida, definida, definida... amarilla, amarilla, amarilla... tres cero nueve be te ye, tres cero... clara clara clara ¡FRENA!

Jesús.

Un pescado con Jesús adentro. Mamá, ¿por qué el pescado se comió a Jesús? Porque dejó al cansancio sacarle los ojos. ¡No dejes que te saquen los ojos, hijo mío! Ya no podrás ver los pescados hambrientos al acecho. [Técni-lingüisti-formal-mente son peces, pero mamá entiende] Esboza una sonrisa mejor, recomponete, piensa en la chica del supermercado.

Piensa. Piensa en la compañía, esa nunca dada por mí. Aléjate de los rincones solitarios: ahí se esconde el cansancio para sacarte los ojos.

Inútil.

Soy un peso muerto inútil con su pie de peso muerto inútil aplastando inútilmente el pedal. Este pedal es el único aquí haciendo algo útil. (No es el freno ni el embrague).

Dejo caer de mi cara la sonrisa no correspondida. El cansancio rápidamente recupera el terreno perdido y redobla la ofensiva. Ya no contento con mis ojos precisa perfilar mi rostro. Siento su ácido conocer mis facciones mediante la exploración de mi geografía natural, llena de valles mejillas, montañas y narices, canales reservados exclusivamente para mis lágrimas de las cuales el ácido ahora se adueña.

El cansancio gana. Me siento vacío. Estoy vacío. Padre a tus manos encomiendo mi espíritu. Déjame disfrutar del sonido del viento.

¡FRENA IMBÉCIL!: Jesús es tu amigo. --Calcomanía en el pickup de enfrente.

Miércoles de ceniza. Dos o tres galones de gasolina súper para lograr volverme ceniza. Dame ciento cincuenta para la siete chavo. Voy para lejos. No sé si me esperan.

Llego. Los espacios están llenos. La sobrepoblación, muchachos, la sobrepoblación. Pero ese no es el problema. Las calles vacías; las calles con tráfico incesante han mermado mi tanque de gasolina, ya no me queda más para proceder. Pero ese no es el problema.

El problema verdadero aquí en cuestión es no saber parquear en paralelo.

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Casita Casita

2:16 PM 0 Comments

Casita, casita. Casita, casita. Hora de ir a casita.

¡Compañero! ¡Compañero! Buenas tardes ingeniero, disculpe la molestia, ¡Compañero! Comunicado urgente compañero. Ingeniero, suspendemos clases compañero, comunicado urgente del departamento de auditoría y de la comisión permanente para las actividades estudiantiles de primer ingreso.

En realidad cuando miras el fragmento así, nada más como un fragmento, independiente, concluyes que tuviste un mal día, un buen día, un día. Ahora yo te vengo a contar que al fundirlo en un todo emerge el secreto de tu consciencia nunca antes pronunciado.

¡Usted! Usted puede viajar a la velocidad de la luz del cuadrado. ¡Tú! Tú puedes viajar a la velocidad de la luz al cuadrado. Primero Newton, luego Einstein, ahora en el marco de estas conferencias de filosofía, pueden convertirse en energía pura.

Libérense de sus cadenas.

Oferta del día, al dos por uno. Aproveche.


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Momentum

1:51 PM 0 Comments

¿En qué piensas? 
Pienso en una rueda que gira, en una rueda que gira, en una rueda que gira. 
El eje se desvía, la gravedad actúa. Los pesados discos de metal chocan contra los cabezales de lectura. 
La rueda que gira se raya, la rueda que giafra 5e rayc, lr jolueda ke lñira ze trazba.

Caminando me encontré con concreto. Si quisiera vivir para siempre podría dejar la huella de mi mano estampada. Entonces el peso de mi consciencia me aplastaría, y dejaría de existir. 

Cuando veo tanta gente junta pensando, me es imposible no fijarme en ese muchacho que casualmente le ve los pechos a la mujer que trabaja enfrente. Se ve bien en su blusa blanca, pero valdría más extender la mano de una vez para recibir la cachetada y así resumir los asuntos burocráticos. 

La rueda que gira, la rueda que gira, la rueda que gira. Giras y giras, mas nunca alcanzarás mi papel usado. 

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