Un puñado de Luciérnagas

12:06 PM 0 Comments

Para ti, quien aún no conozco, aún no sospecho. Quizá te haya visto, te haya sentido cerca sin la oportunidad de mirar intensamente a tus ojos, buscando algo, buscando no sé qué, tal vez reconocernos.

Es increíble saber que nos encontraremos, resulta improbable pensarlo cuando andamos por la vida a oscuras, dando tumbos por cuanto obstáculo incomprensible descansa en el camino, y no entendiendo nuestros tropiezos.

Tropezaremos y quedaremos de frente, nuestro aliento se mezclará en un único espacio cálido entre nuestros rostros. Entonces tendré para ti un puñado de luciérnagas. Las soltaré y se irán de mi luego de llevarlas tanto tiempo conmigo. Cuando sostienes algo por mucho tiempo y lo sueltas, se siente como dejar ir una parte de ti.

El puñado de Luciérnagas se abrirá y nos rodeará, creando un mundo de destellos exclusivo para nosotros. Luego procederán a acercarse a tu cuerpo, la luz te llegará por medio de mis manos para conocer tus mejillas, tus labios, tu cuello, tus pechos, y no parar hasta que no exista rincón a oscuras.

Para ese día vivo, por eso soy un vivo tropezando entre una centena de cadáveres. Aquellos que se rindieron en lugar de soportar el dolor, quienes no pudieron seguir empujando hacia adelante para atravesar el corazón de la niebla, quienes no conocieron la satisfacción de hacer estallar todas las fuerzas sin reservas, de sentir los pulmones gritando por aire e inhalando y no obteniendo un respiro, de pensar únicamente en una meta, de ya ser solo capaz de pensar en ese fin y así olvidar el cuerpo que arde.

Todos ellos no pudieron, y ahora están muertos. Yo estoy vivo, continúo aquí para tu encuentro.

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Silencio

4:22 PM 0 Comments

El tren hace un sonido abrumador.
Es como si cortar el manto de la noche
Supusiera un esfuerzo imposible
Del cuál solo el viento es testigo.

Ese sonido se lleva mi mente
Así como el frío se lleva mi cuerpo
A veces salgo a que el invierno me silencie
Vueltas inútiles, mis manos se entristecen

Pero este no es el Diciembre que yo recuerdo
El diciembre que yo recuerdo
Es un diciembre largo
                           y plano
Con un cielo extendiéndose de igual forma

Un diciembre estúpidamente feliz
Las nubes no tienen lugar en ese cielo
Un cielo azul y sencillo
Tan azul como el ojo pueda aguantar

Es una manta lisa y perfecta, alguien la extendió
Para que en ella bailaran cinco Zanates
Cinco. Ustedes son cinco, pequeño Zanate
Te alimentás de los sobrantes

Me disculpo
No se me ocurre imagen poética
Para aquel quien solo llega a limpiar
Los despojos del amante

Pero aún así son cinco zanates
Danzando en el cielo
Danzan debajo de este Sol
Que alumbra pero no calienta

Quizás sea lo indicado
Yo también he sido sobrante
Debajo de estas ramas que incluso muertas
Vivirán más que yo

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